Tenemos mucha energía en el signo de Escorpio, tenemos al sol, a Marte y a Mercurio. Nuestra energía, pensamiento y acción enfocadas en profundizar, hablar de lo que no se ve, conectar con nuestros traumas, procesos inconscientes, serntirnos vulnerables, desnudarnos y quitarnos la máscara.
Hay tres momentos claves y sagrados en la vida del ser humano, uno es el día que nacemos, otro el dia que morimos y el tercero, el día en que descubrimos para qué venimos, el sentido de la vida.
Hablar de la muerte sigue siendo tabú, pero sin embargo debiéramos aprovechar la energía Escorpio precisamente para eso, para hablar de la vida y la muerte, de lo que nadie habla por miedo, por educación, por programación social.
¿Qué hay después de la muerte? ¿Podemos preparar nuestra muerte? ¿Por qué hay que morir? ¿Cómo podemos mandar amor a nuestro seres queridos que ya no están con nosotros?
Está bien hacerse preguntas, es una costumbre que el ser humano está perdiendo gracias a la falta de educación, la religión y el miedo inyectado. La muerte es algo que inevitablemente llegará, mientras, nuestro deber es vivir con la conciencia de que somos seres espirituales viviendo experiencias humanas.
Entonces, nuestra vida aquí es la escuela para el alma, venimos a aprender, a recordar nuestra esencia, que somos amor. A través de nuestras relaciones, de lo vivido cuando somos pequeños,de programas no sanados, vamos forjando un carácter, una forma de ser que va moldeando nuestra persona.
A través de nuestras experiencias recibimos lecciones, que nos alinean con nuestra esencia y nuestra misión de encarnación.
Eso que llaman karma, no es más que la ley de causa y efecto. Totalmente de sentido común. Lo mal hecho se debe poner en positivo, en esta u otra existencia.
El miedo más que a la muerte es al dolor, no se puede temer algo por lo que ya se ha pasado, aunque no se recuerde.
La muerte y el nacimiento no son mas que las dos caras de una misma moneda, es el mismo proceso, en el que SIEMPRE participa el dolor. Los dolores del parto al venir, el dolor al abandonar el cuerpo y la despedida al irnos, pero que sabemos, más tarde nos vamos a volver a reencontrar.
